jueves, 27 de marzo de 2014

Catedral de Barcelona

 
Es uno de los monumentos más significativos de la arquitectura gótica catalana. Situada sobre una antigua basílica paleocristiana, se empezó a construir en estilo románico, pero finalmente se concluyó en estilo gótico. El conde de Berenguer emprendió la obra de reedificación de esta nueva catedral, que fue consagrada en 1058.
 Consta de tres naves con la misma altura, ábside con de ambulatorio, transepto y nueve capillas entre los contrafuertes a lo largo de todo el perímetro, que confieren al conjunto mayor luminosidad y amplitud. La fachada principal es la obra más reciente de la Catedral, de fines del siglo XIX y principios del XX, sobre la que destaca el impresionante cimborrio de 70 m. de altura. Las dos torres octogonales de los extremos del transepto son del siglo XIV. La Puerta de San Ivo, es aún de traza románica.
 
En algunas capillas existen bellos retablos góticos y barrocos, entre los que destaca el de San Martín y San Ambrosio, de Joan Mates, una de las obras maestras de la Catedral. En la parte del evangelio pueden admirarse los valiosos altares barrocos de San Severo, de la Virgen del Rosario y de San Marcos. El coro ocupa la parte central del templo. Fue empezado en 1390 por los escultores Jordi y Pere Johan. A principios del siglo XVI fue enriquecido con esculturas de Bartolomé Ordoñez. La sala capitular es una obra maestra del gótico.
 
A través de una portada románica se llega al claustro, de forma rectangular que enlaza con la capilla también románica de Santa Lucía. Posee valiosos sarcófagos y lápidas sepulcrales. La bóveda de su galería es de ojiva simple. La Puerta de la Piedad pertenece al gótico barcelonés, obra de Miguel Lochner. Junto a la sacristía de la catedral, del siglo XIV, se guarda el valioso tesoro catedralíceo.

 



Catedral de Toledo

 
 
Forma parte de la gran trilogía de catedrales del gótico clásico de la Corona de Castilla derivadas de la arquitectura del norte de Francia del siglo XIII.
 
Toledo, capital del reino visigodo, tenía en este lugar su correspondiente templo visigodo que fue destruido para construirse una mezquita tras la invasión musulmana.
Se especula con que la superficie de dicha mezquita tuviera la anchura de las cinco naves actuales. Mínimos restos han quedado de esta mezquita toledana.


El rey de León y Castilla Alfonso VI toma Toledo en 1085 prometiendo tolerancia a las gentes y creencias de los conquistados, respetando inicialmente esta mezquita mayor.
Sin embargo, la sensibilidad del monarca hispano, acostumbrado a negociar con los también españoles musulmanes era completamente ajena a su mujer Constanza y al nuevo obispo Bernard de Sedirac, ambos franceses, que aprovecharon la ausencia del monarca dos años después para tomarla y consagrarla por la fuerza.
 
El interior del templo
El primer maestro -Martín- se ocupó del inicio de la girola. Luego el maestro Petrus Petri lo releva ocupándose de las partes altas de la girola, creando los arcos angrelados de tipo árabe tan famosos. La girola estaría terminada definitivamente alrededor del año 1289.
 
Durante el siglo XIV se avanza en la construcción de las naves y se realizan las portadas.
Las últimas fases de la construcción de la catedral corresponden a un estilo gótico flamígero traído por Hanequín de Bruselas y sus sucesores.
El resultado definitivo es una amplio templo con planta de salón de cinco naves, más ancha la central y crucero no saliente pero de gran anchura, rematadas en cabecera con un magnífica doble girola, continuación de las naves laterales.
 
Cabecera y girola
Esta compleja cabecera es lo más sobresaliente, por lo original de la solución, para abovedar los tramos irregulares consecuencia de la curva de la girola. Esta solución se basa en la creación de tramos triangulares y rectangulares. Los tramos exteriores rectangulares se rematan en muros semicirculares y el resto en muro plano, creando un gran número de capillas.
 
También son destacables los arcos polilobulados y del triforio de la girola de origen musulmán y que a pesar de realizarse en una ciudad de gran tradición musulmana ponen una nota de exotismo en esta catedral gótica de tradición europea.
Las naves y el transepto
Como ya se indicó, la catedral de Toledo tiene otra particularidad que es la de disponer de cinco naves, en lugar de las tres que son más habituales. Tienen altura escalonada, desde la central hasta llegar a las colaterales más extremas. Ello permite la abertura de ventanales en la parte alta de la central y las colaterales más próximas.
Los pilares de separación de naves son cilíndricos con ocho semicolumnas adosadas con el fin de recoger los arcos fajones, perpiaños y cruceros. Las bóvedas de dichas naves son de crucería cuatripartita.
Aunque en la girola y el transepto se respetó los tres pisos de alzado del gótico clásico francés: arcos, triforio y claristorio, a partir del cuerpo principal de las naves, se suprime el triforio, probablemente para agrandar los enormes ventanales del claristorio.
A pesar de que la catedral de Toledo es el edifico gótico más grande iniciada en el siglo XIII en la Península y tener precedentes franceses en muchas de sus soluciones, no deja de notarse cierta horizontalidad más propio de la tradición española.
Este hecho se aprecia perfectamente en la menor altura de la nave principal con relación a otras catedrales contemporáneas y a la mencionada supresión del triforio en la nave principal que le habría prestado mayor altura y esbeltez. Ello no es óbice para que, quien dé un tranquilo paseo po la catedral primada toledana, pueda empaparse de la gran perfección con que está construida y saborearla como una de las obras maestras del gótico en España.
 
Las vidrieras
A pesar de las graves pérdidas sufridas durante la Guerra Civil Española, la Catedral de Toledo es uno de los edificios castellanos que más vidrieras medievales ha conservado.
Hay algunas vidrieras anónimas de principios del siglo XIV, especialmente ubicadas en el rosetón del hastial norte del transepto (el correspondiente a la Puerta del Reloj), y en algunas partes de la girola.
A partir del siglo XV, la catedral toledana cuenta con una gran colección de vidrieras documentadas, realizadas por Jacobo Dolfin y Luys Coutin (1418-1428), Enrique Alemán (1484-1492) y Pedro Bonifacio y Pedro el Francés (ca. 1492-1495).
 
Las tres puertas monumentales
La catedral de Toledo cuenta con las puertas de la fachada norte del crucero, la del costado sur y las tres de la fachada principal del oeste (una correspondiente a cada nave).
Puerta del reloj
De las tres portadas, la más antigua es la del Reloj (fachada norte del crucero) realizada alrededor del año 1300 e inspirada en las puertas del crucero de Notre Dame de París.
En ella aparecen los Magos, en el costado izquierdo con un sonriente paje.
El parteluz está ocupado por una bella Virgen sonriente que sujeta con su mano izquierda al Niño Jesús.
El Tímpano está compuesto de varias bandas o frisos donde se esculpieron con maestría las escenas de todo el Ciclo de la Natividad, dispuestas de izquierda a derecha y de abajo a arriba.
 
Puertas de la Fachada Principal: Perdón, Juicio Final y del Infierno
Poco después, en la primera mitad del siglo XIV se acometieron las tres grandes y monumentales portadas de la fachada principal.
En este caso, lo lento de los trabajos de edificación de las naves, ha hecho que sean las menos interesantes desde el punto de vista iconográfico, aunque muy apreciables escultóricamente.
A pesar de ser de comienzos de este siglo, la iconografía y estilo es un tanto conservador y están relacionadas con las del siglo XIII.
La puerta central es denominada de El Perdón y lleva en su tímpano la escena de la imposición de la casulla a San Ildefonso. Hay que advertir la calidad con que están esculpidos los personajes representados.
También hay que fijarse en la estatua estilizadísima de Cristo que ocupa el mainel.
 
La puerta de la izquierda (correspondiente a la nave septentrional más próxima a la central) se llama del Infierno y el tímpano es ocupado por rostros entre hojarasca.
 
La puerta de la derecha (correspondiente a la nave meridional más próxima a la central), llamada del Juicio Final. En ella se representa el habitual Maiestas Domini rodeado de ángeles con los instrumentos de la pasión y junto a la Virgen y San Juan que ruegan por los hombres. Debajo, en dos bandas superpuestas aparecen los salvados resucitando y saliendo de sus sepulcros, mientras que abajo, los condenados son arrastrados por diablos.
 
Relieves decorados con los escudos de Castilla y León rodean sendos tímpanos descritos.
 
Puerta de los Leones
La puerta de los Leones (también llamada Puerta Nueva o de la Alegría) está en el brazo meridional del crucero y es la más tardía de todas, de la segunda mitad del siglo XV. Se llama así no por ningún elemento propio sino por las estatuas que coronan las columnas de la verja exterior.
 
En ella participan los mejores artistas del momento en España, como Hannequín de Bruselas, Juan Alemán, Egas Cueman o Francisco de las Cuevas. Además de su monumental estructura, son muy sobresalientes las figuras de los Apoóstoles de las jambas y la Virgen del parteluz.
 

Notre Dame de París

 
 
 
 
Está ubicada en la parte este de la isla de la Cité que, por su situación defensiva es la que da origen a la ciudad de París. Se encuentra rodeada por el río Sena, con jardines por delante y por detrás. Su fachada mira hacia el oeste y da sobre la plaza Notre-Dame, donde está el punto cero desde el que se cuentan todas las distancias de Francia
 
Existe aún en esta catedral una dualidad de influencias estilísticas: por un lado, reminiscencias del románico normando, con su fuerte y compacta unidad, por otro lado, el ya innovador aprovechamiento de las evoluciones arquitectónicas del gótico, que confieren al edificio una ligereza y aparente facilidad en la construcción vertical y en el soporte del peso de su estructura (siendo el esqueleto de soporte estructural visible sólo desde el exterior). 
 
La planta está demarcada por la formación en cruz romana orientada a Occidente, de eje longitudinal acentuado, y no es perceptible desde el exterior. La cruz está “incrustada” en el edificio, envuelta por un doble deambulatorio, que circula por el coro en la cabecera (al este) y se prolonga paralelamente a la nave.
Además de la planta en forma de cruz, la catedral tiene una fachada de 40 metros de ancha, una longitud de 130 metros, y una altura máxima de 69 metros. Contiene 5 naves, 37 capillas, 3 rosetones con 13,5 metros de diámetro cada uno y un total de 113 vidrieras
 
Fachada
 
La fachada presenta tres grandes portales. El Portal del Juicio Final, el más importante al centro, muestra esculturas representando la resurrección de los muertos, un ángel con una balanza pesando virtudes y pecados y demonios que se llevan las almas pecadoras, imágenes que sin duda habrán tenido gran peso en el inconsciente popular en la Edad Media. Los dos portales laterales fueron consagrados a la Virgen María y a Santa Ana, su madre.
 
En la fachada se intenta equilibrar la verticalidad de las dos torres, que se corresponden con las dobles naves laterales del templo, con la horizontalidad de las bandas y galerías decoradas. Presenta, por tanto, un alzado tripartito, cuando en el interior son cinco las naves de la iglesia. Su proporción responde a dos cuadrados que se interponen en la mitad de su altura. El eje de simetría vertical la divide en seis cuadrados y la proporción entre altura y anchura es de 3:2.
A unos 20 metros del suelo, una galería con 28 estatuas se levanta por encima de los portales. Cada estatua, de 3.5 metros de altura, representa los 28 reyes de Judea que precedieron la llegada de Cristo. De las estatuas originales medievales sólo quedan fragmentos, ya que durante la Revolución fueron destruidas creyendo que representaban reyes franceses.
 
Sobre el portal central se destaca el gran vitral circular de la roseta, de casi 10 metros de diámetro, uno de los elementos más destacados de la fachada. Sin embargo, este vitral no es el más grande de la catedral, ya que las fachadas norte y sur presentan vitrales de 13 metros de diámetro. Por encima de la roseta, una hilera de columnas y luego las dos torres con campanario completan la cara oeste.
Destacan también en esta catedral, las gárgolas de las fachadas.
 
 
 
Estructura
 
 
Se incorporó aquí el novedoso sistema gótico de arbotantes y contrafuertes, el único capaz de descargar los empujes de la elevada nave central.
Los arbotantes se introdujeron hacia 1175, cuando se llevaban a cabo los preparativos para sostener las bóvedas de la nave. Al comenzarse los trabajos en la nave principal, se decidió aumentar su altura 2 metros más. Esto hizo que el sistema de contrarresto de la bóveda principal, por medio de las cubiertas de las naves laterales, resultase insuficiente. Se solucionó mediante arbotantes exteriores, ya utilizados a principios del siglo XII.
Los arbotantes de la girola sujetan el muro en dos niveles: el brazo superior estabiliza el muro interior de la girola, contrarrestando el empuje de las bóvedas. El brazo inferior sujeta los muros exteriores.
La altura de la nave y la relativa delgadez de sus muros (1 metro de media) exigieron la colocación de contrafuertes exteriores para contrarresta el empuje lateral de la bóveda. Gracias a la bóveda de crucería, las cargas se concentran en puntos concretos, los pilares, lo cual permite que el muro se desmaterialice y se llene de grandes superficies vidriadas. En el siglo XIII se ampliaron las ventanas del cuerpo alto (claristorio) para conseguir mayor luz natural en el interior. Esto fue posible por el perfeccionamiento de la estructura gótica.

Alzado

 

El alzado comparte las características de otros templos góticos tempranos, con sus tres pisos característicos:
  • Nivel primero
Arcos formero apuntados sobre grande columnas
  • Nivel segundo
Tribuna comunicada con la nave central mediante tres vanos apuntados envueltos en cada tramo por otro mayor.
  • Nivel tercero
Claristorio con ventanales constituidos por doble vano apuntado y otro superior circular.
Las tribunas de la Catedral de Notre Dame, pese a sus esbeltos arcos y finas columnas no cumple las funciones de sustentación, son reemplazadas por los arbotantes exteriores que apuntalan los empujes laterales de las bóvedas de la nave central.


 

jueves, 20 de marzo de 2014

Arte Gótico


 
El Arte gótico es un  estilo artístico europeo con unos límites cronológicos que encontramos aproximadamente entre el año 1140 y las últimas décadas del siglo XVI, según las áreas geográficas.
Se aplicó en el campo de la arquitectura civil y religiosa, la escultura, las vidrieras, la pintura mural y sobre tabla, los manuscritos y las diversas artes decorativas.
El término gótico fue empleado por primera vez por los tratadistas del Renacimiento, en sentido peyorativo, para referirse al arte de la edad media, al que ellos consideraban inferior y bárbaro (godo, de ahí el término gótico) comparado con el arte clásico.

En el siglo XIX se produjo una revalorización de este periodo debido a movimientos historicistas y románticos. El gótico apareció a continuación del románico, a lo largo de la baja edad media, y hoy día se considera uno de los momentos más importantes desde el punto de vista artístico en Europa.
El estilo gótico encontró su gran medio de expresión en la arquitectura. Surgió en la primera mitad del siglo XII a partir de la evolución de precedentes románicos y otros condicionantes teológicos, tecnológicos y sociales. La arquitectura gótica perduró hasta bien entrado el siglo XVI en diversos países europeos como Inglaterra, mucho después de que el estilo renacentista hubiera penetrado en otros campos artísticos. Las mayores realizaciones del gótico se manifestaron en el terreno de la arquitectura religiosa.
En contraste con la arquitectura del románico, cuyas características esenciales son los arcos de medio punto, las estructuras macizas con escasos vanos y las bóvedas de cañón o arista, la arquitectura gótica empleó el arco apuntado, agujas, chapiteles y gabletes, reforzando el sentido ascensional que pretende transmitir el edificio, amplios vanos con tracerías caladas para conseguir la máxima luminosidad y estructuras reducidas al mínimo.
 
Todas estas cualidades estilísticas fueron posibles gracias a las innovaciones constructivas, especialmente a la aparición de la bóveda de crucería. Las iglesias medievales poseían bóvedas muy pesadas, que obligaban a disponer muros gruesos y con pocos ventanales para soportar sus empujes.
A principios del siglo XII los constructores inventaron la bóveda de crucería, que consiste en el cruce de dos arcos o nervios apuntados, que conforman una estructura resistente sobre la que se colocan los ligeros elementos de relleno que configuran la bóveda. Este sistema además de ligero y versátil, permite cubrir espacios de diversa configuración formal, con lo que posibilita un gran número de combinaciones arquitectónicas.
Aunque las primeras iglesias góticas adoptaron una gran variedad de formas, la construcción de las grandes catedrales del norte de Francia en la segunda mitad del siglo XII se benefició de las ventajas de las bóvedas de crucería. Con ellas se podían concentrar los empujes en los cuatro puntos del vértice y posteriormente apearlos por medio de los elementos sustentantes, que podían ser los pilares o columnas pero también el sistema de estribo y arbotante, un arco que transmite los esfuerzos tangenciales hacia un contrafuerte situado en el exterior del edificio coronado por un pináculo.
Como consecuencia, los gruesos muros de la arquitectura románica pudieron ser reemplazados por ligeros cerramientos con ventanales que permitieron la aparición de la vidriera y facilitaron que el edificio alcanzase alturas insospechadas. Así se produjo una revolución en las técnicas constructivas.
Con la bóveda gótica los edificios pudieron adoptar formas variadas. Sin embargo, la planta común de las catedrales góticas consistió en tres o cinco naves longitudinales, un transepto, un coro y un presbiterio, es decir, una composición similar a la de las iglesias románicas.
Las catedrales góticas también mantuvieron y perfeccionaron la creación más genuina de la arquitectura románica: la girola, una estructura compleja que aparece en la cabecera del templo, generalmente de forma semicircular con un deambulatorio alrededor y al que se abren capillas radiales de planta semicircular o poligonal.
La organización de los alzados en el interior de las naves y en el coro también mantuvo los precedentes románicos. Por otro lado, los esbeltos pilares compuestos que separan las naves, con sus finos fustes elevándose a través del triforio hasta las nervaduras de las bóvedas, y el uso del arco apuntado en todo el edificio, contribuyen a crear efectos de verticalidad que constituye la expresión más intrínseca de la arquitectura gótica.
El objetivo prioritario de la organización exterior de la catedral gótica, con sus arbotantes y pináculos, fue contrarrestar el peso de las bóvedas. La fachada occidental o de los pies de la iglesia, por otro lado, intentaba producir un efecto de desmaterialización del muro a través de ricos recursos plásticos. La típica fachada principal gótica se divide en tres cuerpos horizontales y tres secciones verticales o calles, donde se abren las tres portadas que se corresponden con las naves del interior. Las dos torres laterales forman parte del cuerpo de la fachada y se rematan frecuentemente por agujas o chapiteles. Por último, el gran rosetón sobre la portada central supone un magnífico centro para la totalidad del conjunto.

Gótico temprano

En Francia, durante la primera mitad del siglo XII, la bóveda de crucería apareció esporádicamente en cierto número de iglesias. Sin embargo, la fase que iba a conducir a la construcción de las grandes catedrales francesas comenzó en 1137, con motivo de la construcción de la girola de la iglesia abacial de Saint-Denis, panteón real en las afueras de París.
En el deambulatorio de Saint-Denis, las finas columnas que sustentan las bóvedas de crucería y la ausencia de muros divisorios entre las distintas capillas radiales proporcionó un nuevo sentido de espacio continuo, fluido, que anticipaba las creaciones posteriores.
Saint-Denis fue el modelo para la primera de las grandes catedrales, Notre Dame de París (comenzada en 1163), así como para un periodo de experimentación orientado a la desmaterialización del muro por medio de la apertura de grandes ventanales traslúcidos. El añadido de un cuarto piso en los alzados interiores incrementó la altura de forma vertiginosa. Este piso adicional, denominado triforio, consiste en un estrecho pasadizo con arquerías situado entre la tribuna que se halla sobre las naves laterales y el nivel de los ventanales superiores (claristorio). Las catedrales francesas de Laon y Noyon también corresponden a esta primera etapa.

Gótico clásico

La fase experimental del gótico temprano se resolvió finalmente en la catedral de Chartres (comenzada en 1194). Eliminando la tribuna del segundo piso heredada del románico, pero manteniendo el triforio, recupera la sección longitudinal de tres pisos o niveles. En su defecto se gana altura a través de un amplio claristorio o piso de ventanales, nivel de las arquerías, que proporciona una luz casi vertical. Cada vano se organiza mediante una estructura geminada, dividido por un parteluz y decorado con motivos de tracería como tréboles, óculos o cuadrifolios. La catedral de Chartres sirvió de modelo para las siguientes catedrales góticas.
Este periodo del gótico clásico culminó en la catedral de Reims (comenzada en 1210).
En torno a 1220, la nave de la catedral de Amiens retomó el sentido clásico y ascensional de Chartres y Reims, enfatizando la verticalidad y la estilización de los pilares. De este modo Amiens supuso una transición hacia la más elevada de las catedrales góticas francesas, la catedral de Beauvais. En ella aparece un gigantesco piso de arquerías (derivado de Bourges) bajo un piso de ventanales del mismo tamaño, que permite alcanzar la altura sin precedentes de 48 metros.

Gótico radiante o rayonnant

La catedral de Beauvais se comenzó en 1225, un año antes de que Luis IX de Francia ascendiese al trono. Durante su largo reinado, de 1226 a 1270, la arquitectura gótica entró en una nueva fase denominada radiante o rayonnant. El término rayonnant deriva de los elementos radiales, como los de una rueda, que conforman los enormes rosetones característicos de este estilo. La altura dejó de ser el principal objetivo, y en su lugar se extremó la desmaterialización del muro reduciendo el espesor de la mampostería, extendiendo los ventanales y reemplazando el muro exterior del triforio por vanos de tracería. Los muros de este periodo radiante asumieron el carácter de membranas traslúcidas.
Todas estas características del gótico radiante fueron incorporadas en la primera empresa importante llevada a cabo durante esta nueva fase, la reconstrucción (comenzada en 1232) de la iglesia abacial de Saint-Denis.
En la evolución de la arquitectura gótica, el progresivo aumento de los vanos acarreó la posibilidad de crear un ambiente interior sacralizado y simbólico a través de la luz coloreada que pasaba a través de las vidrieras. Los colores dominantes fueron el azul oscuro y el rojo rubí brillante.

Expansión de la arquitectura gótica

La influencia de la arquitectura gótica francesa en el resto de Europa fue enorme.
En España, este estilo también está representado por las grandes catedrales urbanas, si bien en el siglo XV la obra civil adquirió mayor importancia.
En Alemania (que entonces formaba parte del Sacro Imperio Romano Germánico junto a otros territorios de Europa central) el gótico también apareció a lo largo del siglo XIII, aunque en una primera fase convivió con los esquemas románicos autóctonos.
En Italia e Inglaterra la aceptación de los esquemas franceses se encontró con mayores reticencias, de modo que su influencia fue escasa. Las iglesias florentinas y las reminiscencias superficiales del gótico francés en las fachadas de la catedrales de Siena y Orvieto son simples fases transitorias en la evolución que condujo en Italia del románico clasicista a los inicios de la arquitectura renacentista en la obra de Filippo Brunelleschi.

Escultura

La escultura siguió el precedente románico, con una amplia difusión de imágenes cuyo fin era adoctrinar a los fieles en los dogmas de la fe religiosa y decorar las fachadas de las catedrales. La escultura de los siglos XII y principios del XIII tuvo un carácter predominantemente arquitectónico.
Las figuras más destacadas son las estatuas colosales de las jambas (pilastras laterales) de las portadas y las de los parteluces de los vanos de entrada. Reciben el nombre de estatuas-columna por estar adosadas a estos soportes. A veces, la estatua-columna tiende a liberarse del marco arquitectónico, como si fuera una escultura exenta o de bulto redondo.
En el estilo considerado protogótico destacan las estatuas-columna del famoso pórtico de la Gloria (fachada occidental) de la catedral de Santiago de Compostela (España, último tercio del siglo XII), donde apóstoles y profetas se hacen eco del nuevo sentido naturalista idealizado, a la vez que expresan sus sentimientos y empiezan a entablar lo que se denomina sacra conversazione, es decir, la comunicación entre los personajes sagrados.

En Francia cabe reseñar las estatuas-columna de la fachada occidental de la catedral de Chartres, que datan aproximadamente de 1155. Las estatuas del pórtico Real de Chartres poseen unas proporciones y un sentido del volumen que revelan un naturalismo ajeno al mundo románico. Durante las décadas siguientes las figuras de Chartres inspiraron a un gran número de artífices franceses. Sin embargo, las estatuas-columna no eran las únicas manifestaciones escultóricas figurativas de las portadas, que seguían un rico y elaborado programa iconográfico centrado en los altorrelieves del tímpano, arquivoltas y en menor medida, en los dinteles de las puertas. En los parteluces, solían aparecer estatuas de la Virgen, Cristo o algún santo relacionado con la iglesia catedralicia.

Aparición del naturalismo

Los convencionalismos en el tratamiento de los pliegues fueron reemplazados por volúmenes más sólidos y naturales en un proceso que comienza en torno a 1210 con la portada de la Coronación de la catedral de París, y que continúa después de 1225 en las portadas de la catedral de Amiens.
A partir de 1240 ya se aprecian en la fachada occidental de la catedral de Reims y en las estatuas de los apóstoles de la Sainte-Chapelle de París los pliegues pesados y angulosos, profundamente esculpidos en forma tubular, característicos de la escultura gótica posterior. Al mismo tiempo las estatuas se liberaron del soporte arquitectónico.
En las estatuas de Reims y en las del interior de la Sainte-Chapelle se consolidó el típico rostro de las figuras góticas: forma triangular, mentón destacado, ojos almendrados y una marcada sonrisa. Al mismo tiempo se inició la representación de posturas y gestos amanerados, que resultan de una síntesis entre las formas naturalistas, la elegancia cortesana y una delicada espiritualidad.
Otros géneros desarrollados por la escultura gótica fueron las imágenes votivas, esculturas de bulto redondo de pequeño tamaño con representaciones de la Virgen y el Niño o de Cristo crucificado, en las que se aprecian los cambios iconográficos que se produjeron en el mundo gótico, como una mayor humanización y naturalismo. Por otro lado, el relieve alcanzó gran esplendor en los retablos, las sillerías de coro y los sepulcros de grandes personajes.
En relación a las tendencias naturalistas, aparecieron interpretaciones más humanizadas de la Virgen con el Niño, imágenes que muestran una relación amorosa en la que la Virgen mira a su hijo dulcemente o juega con él mientras le ofrece una flor o una fruta. Un ejemplo de esta nueva iconografía es la Virgen con el Niño de la portada inferior de la Sainte-Chapelle, un modelo que siguió vigente en Europa durante varios siglos.

Difusión de la escultura gótica

Aunque la génesis de la escultura gótica se iniciara en el norte de Francia, como sucedió en el caso de la arquitectura, algunas de las obras más notables se realizaron en Alemania. La escultura gótica alemana se caracterizó por un fuerte expresionismo, algunas veces en el límite de la caricatura, y al mismo tiempo por una lírica belleza y elegancia formal
En Italia existió, como en el caso de la arquitectura, una cierta reticencia a aceptar los postulados franceses. En este caso sería más apropiado hablar de tendencias goticistas dentro de un clima en el que va apareciendo el protorrenacimiento. El taller más representativo fue el de Pisa.
En España, en el segundo cuarto del siglo XIII se introdujeron las formas de la escultura francesa a través de las intensas relaciones políticas y culturales que la monarquía española estableció con la francesa. En el siglo XIII destacaron dos talleres en torno a las catedrales de Burgos y León.

Artes decorativas

En Francia a lo largo del siglo XIII las artes decorativas estuvieron bajo el dominio de la evocación religiosa. Los medallones que aparecen en las ilustraciones de las Bibles moralisées (Biblias moralizadas), en el segundo cuarto del siglo, se inspiraron sin duda en el diseño de las vidrieras catedralicias. En el salterio de Luis IX (posterior a 1255), los gabletes con rosetones que enmarcan las miniaturas imitan los modelos de la Sainte-Chapelle. A partir de 1250 el mismo estilo cortesano inspira la escultura monumental y las pequeñas tallas elefantinas (de marfil).
Hacia 1300 las artes decorativas comenzaron a asumir un papel más independiente. En la región del Rin se produjeron piezas de un marcado carácter expresivo, que van desde las estatuillas de la escuela del lago Constanza, como la del joven san Juan sentado dejando caer su cabeza tiernamente en el hombro de Cristo, hasta la espantosa evocación del sufrimiento de la pasión de Cristo.

Gótico final o tardío

París había encabezado el arte y la cultura europeas desde 1230. Sin embargo, tras los estragos de la peste y el estallido de la guerra de los Cien Años a mediados del siglo XIV, París perdió la supremacía y se convirtió en uno más entre los numerosos centros artísticos que florecieron en este periodo.

Pintura

Dentro de la evolución pictórica del siglo XV se distinguen dos estilos, el estilo gótico internacional y el estilo flamenco. El primero corresponde a los dos últimos decenios del siglo XIV y perduró en la mayor parte de Europa durante la primera mitad del siglo XV. El estilo flamenco surgió en Flandes en el primer tercio del siglo XV, paralelamente al renacimiento italiano, y se difundió por el resto de Europa durante la segunda mitad del siglo.
El estilo internacional apareció en el centro del continente como consecuencia de la fusión de elementos y formas del gótico lineal con las innovaciones técnicas e iconográficas aportadas por los pintores italianos del trecento (Giotto, Duccio, Simone Martini y los hermanos Lorenzetti).
El estilo se caracteriza por la valoración expresiva de lo anecdótico, la estilización de las figuras, el predominio de las líneas curvas tanto en los pliegues como en las posturas corporales, la introducción de detalles naturalistas con fines simbólicos y el empleo de una técnica minuciosa.
El estilo flamenco se inició en las cortes de los duques de Berry y de Borgoña. La principal aportación de esta escuela es la utilización de la técnica al óleo, que permite una mayor viveza y enriquecimiento de la gama cromática, la realización de veladuras y la obtención de colores compuestos.
Los rasgos más definitorios del estilo flamenco fueron el mayor naturalismo, el gusto por el detalle a través de una técnica minuciosa y, en ocasiones, la codificación simbolista de la gama cromática y de ciertos objetos. Los iniciadores de la escuela flamenca son los hermanos Huberto y Jan van Eyck, cuya primera obra célebre fue el retablo de El cordero místico de la iglesia de San Bavón de Gante. Sin embargo, dentro de la escuela destacó una figura excepcional, avanzada para su época: Hieronymus van Aken, llamado El Bosco, que desarrolló en sus obras un universo surrealista en clave moralizante. Entre sus obras cabe citar El jardín de las delicias (Museo del Prado, Madrid).
A lo largo del siglo XV la influencia flamenca se extendió por toda Europa, considerada como un renacimiento nórdico ajeno al punto de vista conceptual de la edad media.


 

Claustro del monasterio de Santillana del Mar



 
Santillana del mar es una de las poblaciones más turísticas del Cantabria y de todo el norte de España. Estas tierras estuvieron pobladas desde tiempo inmemorial, como demuestran las pinturas de la "Capilla Sixtina" del Paleolítico, es decir las Cuevas de Altamira. También se han hallados muestras de que en época romana el lugar estaba habitado.
 
Sin embargo la causa del auge de Santillana del Mar como importante población, proviene de un antiguo monasterio que nació en los siglos altomedievales para custodiar las reliquias de Santa Juliana. Según la tradición, los restos de esta mártir cristiana de Asia Menor de tiempos del emperador Diocleciano llegaron a Cantabria tras un largo y complejo peregrinar.
 

Este Monasterio benedictino se convertiría en Colegiata en el siglo XII, haciéndose cargo canónigos de San Agustín.
 
En el siglo XV, la Casa de los Mendoza convierte Santillana en un villa de acentuado carácter señorial, con gran riqueza de palacios residenciales y casa señoriales.
Santillana del Mar es, en definitiva, un lugar de incomparable belleza, que parece congelado en el tiempo hace unos cuantos siglos.
 
Como hemos indicado, en este lugar de Santillana del Mar existió un monasterio desde siglos altomedievales para albergar las reliquias de Santa Juliana.
 
Luego pasó a ser colegiata y ya en el siglo XII se comenzó a construir el complejo religioso que hoy se ve, aunque no se libró de las habituales reformas posteriores.
La iglesia tiene tres naves con crucero e impresionante cabecera de tres ábsides escalonados.
Esta cabecera es de lo más hermoso, no sólo del románico de Cantabria sino de toda España. Además de las columnas entregas, destacan los grandes y elegantes ventanales rodeados de múltiples arquivoltas.
Desde el punto de vista escultórico, la amplia colección de capiteles y canecillos muestran un repertorio rico de calidad e iconografía.
         
En el transepto se levanta un cimborrio de planta cuadrada y arquerías murales sobre columnas.
Otra torre de aspecto más macizo se alza a los pies.
 


La puerta meridional, aunque adulterada, es de grandes arquivoltas de medio punto sobre columnas. Encima de la misma hay una gran colección de estatuas románicas reubicadas.
Un elemento de gran belleza es el claustro románico construido en el costado septentrional.
 
Consta de tres alas, pues la oriental fue reconstruida. Los arcos son semicirculares y apoyan sobre parejas de columnas de corto fuste y capiteles voluminosos que forman una sola pieza.
Son todos ellos de hermosa plástica. Dos elementos sobresalen especialmente en este claustro. Por un lado, las cestas de entrelazos y por otro, las escenas que incluyen ángeles. En pocos lugares como en el claustro de Santillana del Mar estos seres tuvieron tal protagonismo.  
 
 
 
 
 

jueves, 13 de marzo de 2014

Conjunto de Pisa

 
El centro de Italia se distingue por una decoración muy abundante en detrimento de la propia arquitectura, y presenta diferencias locales considerables, por ejemplo, entre los monumentos pisanos y florentinos. Encontramos un rasgo propio del Imperio Romano: el revestimiento de mármol blanco incrustado en bandas horizontales y motivos ornamentales del mismo material color verde oscuro. Esta técnica sólo aparece en Italia central. En el exterior se combina con arcaturas y galerías, lo que produce un efecto muy elegante, de encaje, muy distinto de los exteriores paleocristianos, tan sobrios y austeros.

Los arquitectos de Pisa consiguieron un gran número de innovaciones, perfectamente ilustradas en el conjunto de la catedral, el baptisterio, el campanile (o torre inclinada) y el Campo Santo. Sólo el hecho de construirlo en medio campo, aislado, demuestra el sentido de monumentalidad del maestro románico. Todo el conjunto catedralicio está decorado en su exterior con mármol blanco y oscuro de Carrara, para producir efectos cromáticos.
La catedral, comienza su construcción a principios del siglo XI y se consagra un siglo más tarde. Es el paradigma del románico de Pisa, tiene planta de cruz latina, con una nave central y cuatro naves laterales y una cúpula en el crucero que el interior descubren su vocación paleocristiana en el artesonado. El edificio destaca, en especial, por su decoración exterior de mármol que entre el ábside y la fachada, se dispone en tres registros delimitados por cornisas. Encontramos, de forma sucesiva, una serie de grandes arcadas ciegas, un nivel de pilastras y, por último, otra sucesión de arquería. El conjunto se completa con rosetas e incrustaciones de mármoles policromos de influencia oriental.
El baptisterio de  Pisa, proyectado por Diotisalvi y comenzado en 1152, es de planta circular y su decoración se basa en la de la catedral. Está rodeado por una especie de deambulatorio de  dos niveles, con bóvedas sostenidas por pilares y columnas alternativamente. Un siglo después se añadieron adornos góticos. La cúpula, por su parte, data del siglo XIV.
El Campanile, obra de Bonano Pisano, es una torre cilíndrica, decorada con galerías de arcadas al estilo de la catedral. Está adornada en el exterior con columnas y arquería
s que envuelven totalmente el edificio. El asiento diferencial de sus cimientos la convierten en la torre inclinada más famosa de la Historia del Arte.
El conjunto se complementa con el Campo Santo, decorado en el exterior por arcaturas y en el interior por un pórtico ubicado dentro de un recinto rectangular.
El conjunto arquitectónico de Pisa nos habla de una ciudad-estado competidora de otras repúblicas italianas pobladas por ricos burgueses que pueden permitirse financiar una obra de envergadura como manifestación 

 

Iglesia Santiago de Compostela

 
La catedral románica de Santiago de Compostela, comenzada en 1075 y terminada a finales del siglo XII es en muchos sentidos la culminación del románico en la Península Ibérica, siendo el templo más importante de toda la península. La planta es de cruz latina (en forma de “t” minúscula) con una corona de capillas (pequeñas extensiones cada una con un altar) y tres naves (las divisiones longitudinales que dividen el "cuerpo" de la cruz en dos "corredores" laterales y una gran sección central). Tiene altas bóvedas de cañón y arquerías de medio punto a lo largo de las naves, como se aprecia en la imagen a la derecha. El techo es tan alto que sobre las naves laterales hay espacio para un segundo nivel, una galería con arcos geminados. Aquí sólo se muestran imágenes del interior porque el exterior es ahora de estilo barroco, construido en el siglo XVIII. (Véase la página sobre arquitectura barroca de las "Lecturas" del Capítulo 7 para imágenes de la fachada del siglo XVIII.)

La pequeña capilla ubicada al lado de la catedral y conocida como la Corticela fue construida cuando se comenzó la catedral. Es una estructura mucho más sencilla, pero muestra claramente en esta imagen las estructuras básicas de la arquitectura románica. La primera imagen abajo es de la catedral; la segunda de la Corticela.
 
 


Una de las innovaciones más importantes del románico fue la incorporación de esculturas en la estructura misma de los edificios. Un lugar típico para tales esculturas son los espacios debajo de los arcos de las puertas, llamados tímpanos. En la primera imagen, un tímpano de la capilla de la Corticela, con la Virgen como Sedes Sapientiae. En la segunda, el “Tímpano de Clavijo” de la catedral de Santiago, con una representación de Santiago Matamoros sobre su caballo en la legendaria batalla de Clavijo en la que se supone que apareció milagrosamente para dar victoria a los cristianos sobre el ejército musulmán. Finalmente, los dos tímpanos de la llamada “Puerta de las Platerías” de la catedral, una parte que no se tapó con la construcción del exterior barroco en el siglo XVIII. Estas esculturas se terminaron en el año 1104 según una inscripción. Se representan a un lado escenas de la Pasión de Cristo y al otro (el “Tímpano de las Tentaciones”), diversos pecados. El estilo es tosco y algo rígido, como la estatua de la Virgen del Metopolitan. El estilo del “Pórtico de la Gloria” es muy diferente.

 
 

Las bóvedas se sostienen mediantes pilares compuestos que presentan columnas adosadas, organizadas de forma tal que la columna que mira hacia la nave central se eleva a lo largo de toda la altura de la misma, hasta alcanzar el inicio del arco fajón correspondiente.
El transepto se organiza también en tres naves en cuyos extremos se abren sendas portadas al exterior. Por otra parte, en uno de sus lados mayores este transepto presenta cuatro absidiolos, dispuestos dos a cada lado de la cabecera. Sobre el crucero se alza un cimborrio. En toda este enorme transepto se alzan también tribunas sobre las naves laterales.
La cabecera de la catedral es de amplias dimensiones y dispone de una girola con cinco capillas radiales en los absidiolos. De ellas, la central presenta al interior forma absidada, mientras que al exterior se cierra con testero plano.
Todo el espacio interior del templo está organizado de manera que los fieles (tras concluir aquí su peregrinación hasta la tumba del apóstol Santiago) pudiesen acceder a la catedral por la portada de los pies y recorrerla hasta llegar a la girola, en cuyo espacio central se encuentra el sepulcro del citado apóstol. Todo este camino interior del edificio permite que puedan desarrollarse sin interferencias las ceremonias religiosas.
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